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Denuncia penal contra tres servidores p\u00fablicos del DI

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MTRO. GERARDO IGNACIO DE LA CRUZ TOVAR
FISCAL ESPECIALIZADO EN EL COMBATE A LA CORRUPCION
PRESENTE

ROBERTO PATRON ZEPEDA, defensor de derechos humanos, mexicano, en situación de calle y por lo tanto en doble estado de vulnerabilidad, soltero, mayor de edad, comparezco ante usted para exponer:

Que vengo por medio del presente escrito a denunciar los actos delictuosos cometidos en mi perjuicio por tres servidores públicos del Sistema DIF Guadalajara, Jalisco, a quienes no he identificado aún, porque además no portaban ni mostraron el gafete obligatorio, ni se identificaron de ninguna otra manera; aunque aporto el número del vehículo del DIF en que se transportaban, las descripciones, hora, lugar y grabación de audio que permitirán identificarlos de forma inequívoca:

RESUMEN DE ANTECEDENTES RELACIONADOS

Desde el año pasado, he padecido en mi propia persona una serie de delitos y violaciones de derechos humanos (tortura, discriminación, amenazas, calumnias, entre otros) por parte de servidores públicos del DIF Guadalajara, en parte al estar albergado unos meses en el CADIPSI (Centro de Atención y Desarrollo Integral para Personas en Situación de Indigencia), y luego fuera de éste, hasta la fecha; como represalias por mi labor en defensa de los derechos humanos.

Albergue del cual se me expulsó en marzo de 2020 por haber subido a Internet alrededor de 1200 archivos fotográficos, de audio, video y texto que muestran parte de la extrema corrupción e impunidad que prevalece dentro de ese albergue y del DIF Guadalajara, del cual aquél es parte.

Pese a estar en la calle desde el mes de marzo, sin acceso ya a ninguna biblioteca pública, puesto que continúan cerradas, he continuado preparando los archivos antedichos para su más amplia, y más completa y detallada, publicación; a la vez que las denuncias de ello por la vía jurídica, local e internacional.

Así, el 20 de octubre comencé a subir, públicamente, a Internet más completamente los archivos fotográficos que muestran algunas de las graves consecuencias de la extrema corrupción que prevalece dentro del DIF de Guadalajara.

En la siguiente página, puede verse y descargarse parte de esas fotografías, incluyendo enlaces a las demás:

https://archive.org/details/DIF-Guadalajara-Corrupcion_Fotos_Marzo-02-2020

Este es otro acceso a los mismos archivos, con URL corto:

https://is.gd/6FQrvU

Las reacciones a ello, enseguida y desde poco antes (habiendo ya yo transmitido a ese albergue esos preparativos) se hicieron notar en los perfiles, en Facebook, de la directora general del DIF Guadalajara, Elizabeth García de la Torre, de la directora de atención "humanitaria", del DIF de Guadalajara (a cargo de dicho albergue y otros) y, especialmente, del coordinador de programas del mismo DIF, Dan Natán Hael Nava, quien en marzo me amenazó con fabricarme cargos para torturarme, aludiendo en mi contra a los múltiples graves delitos que en Mazatlán perpetró en mi perjuicio el gobierno de esa ciudad (a fin de acallar mis denuncias públicas de corrupción), hasta la fecha impunemente.

HECHOS DE ESTA DENUNCIA

Siendo aproximadamente las 22:12 horas del martes 27 de octubre de 2020, llega afuera de la entrada del Palacio de Justicia (popularmente más conocido como "Palacio Federal"), ubicado en andador Fray Antonio Alcalde 500, en el centro de Guadalajara, Jalisco, una camioneta tipo van, de color blanco, con el logotipo del DIF Guadalajara y el número 6212 estampados, y se estaciona.

Del vehículo se bajan dos hombres y una mujer, empleados del DIF Guadalajara, vistiendo los uniformes correspondientes (camisas y blusa con logos del DIF bordados al frente), y que en otras ocasiones ya habían ido a este lugar.

Desde hace unas semanas casi a diario, entre las 21:30 horas y las 22:00 horas aproximadamente, llega allí una camioneta del DIF Guadalajara como la mencionada (esa misma u otra) llevando pequeños paquetes que reparte a modo de cena entre indigentes que allí esperan, yo inclusive en algunas de las ocasiones.

Al estar esa noche yo allí haciendo fila también, pude ver que la mujer es de unos 40 años de edad, complexión regular, 1.66 m. de estatura aproximadamente, cabello oscuro, si bien recuerdo un poco ondulado y como hasta el hombro, suelto y piel morena clara.

Uno de los hombres, que otras veces ha participado desde dentro de la camioneta o cerca de su puerta entregando la comida, es de unos 32 años de edad, complexión regular, 1.72 m. de estatura aproximadamente, cabello corto oscuro y tez morena clara.

Y el otro de estos servidores públicos, de unos 45 años de edad, complexión probablemente obesa (de unos 110 kilos de peso, según calculo), 1.80 de estatura aproximadamente, cabello escaso, con entradas, pero no muy corto y algo ondulado, oscuro, y tez morena clara.

En la fila habíamos en ese momento unos 25 indigentes, y otros más fueron llegando.

A las 22:16 horas (minuto 43:10 en la grabación de audio que aporto como prueba) dicha servidora pública nos dice reiteradamente (en total tres veces en menos de 30 segundos) que quienes ya HABIAMOS cenado "muy bien" (diciéndolo como un hecho ya comprobado; y no diciendo que HUBIERAMOS, como algo posible o probable), en el albergue, particular, Angeles y Serafines, ubicado a dos cuadras y media de allí, no cenáramos ya de lo que ellos, los del gobierno, traían.

Luego de esto, el servidor público al que he calculado unos 45 años de edad, nos comienza a tomar en el cuello la temperatura a cada persona en la fila, con un termómetro infrarrojo (pistola de temperatura) con una mano, y con la otra mano a fotografiarnos apuntándonos al rostro un teléfono celular desde unos 30 cm de distancia.

Para cuando me fotografió, ya lo había hecho, del mismo modo, a unas quince personas antes de mí en la fila.

Enseguida señalo, a los servidores públicos, que eso es ilegal, y la servidora, reconociéndolo como tal, simplemente me dice que si no quiero que a mí me fotografíen les diga, y que, en tal caso, no van a hacérmelo a mí.

Para cualquier persona en su sano juicio, es del todo evidente el enorme abuso que estos "servidores" cometieron, contra todo un grupo de alrededor de 30 personas, o más.

Inmediatamente después de esto, la mujer del DIF (sin haberse ella identificado, por supuesto) nos va preguntando el nombre completo y la edad a cada uno y lo va anotando en un cuaderno.

Después de las innumerables torturas que padecí durante meses a manos de servidores públicos del DIF Guadalajara, a finales del año pasado y principios de éste, y que sigo padeciendo desde entonces debido a las muy serias consecuencias de su inhumana e inconstitucional renuencia a darme a mí también albergue, discriminándome y padeciendo, al vivir en la calle, atentados violentos contra mi integridad en 14 ocasiones desde marzo, y habiéndome enfermado y accidentado desde esa fecha, en estos ocho meses, más que en los treinta años previos a ello, sin mencionar innumerables otras adversidades y sufrimientos de seriedad, esto me produjo un enorme desasosiego e indignación, hasta el grado de sentirme forzado a ocultar mi nombre y decir otro,
tomando en cuenta que iba a ingerir lo que de ellos estaba por recibir, sintiéndome ahora, ante tal amenaza implícita, en extremo desesperado, desvalido y humillado.

Relación cronológica de los hechos de esta denuncia:

22:24 hrs. (Minuto 51:23 en la grabación)
Roberto Patrón: Y eso de la foto \u00bfpara qué es?

Servidor público del DIF: Estoy registrando la temperatura de todos.

Roberto Patrón: \u00bfCon la,* con el celular?

* Iba yo a preguntar: \u00bfCon la cámara?

Servidor público del DIF: Sí. No, con éste (moviendo el sensor de fiebre). Y este es la evidencia (moviendo el celular).

Roberto Patrón: \u00bfY ese para qué es?

Servidor público del DIF: Y este es la evidencia (moviendo otra vez el celular, cuyo lente de la cámara nos apuntaba a cada cual desde centímetros de distancia).

Roberto Patrón: \u00bfEvidencia de qué?

Servidor público del DIF: De que les estamos tomando temperatura.

Roberto Patrón: Aaahhh

Servidora pública del DIF: Para que vean que estamos cuidando su salud.

Servidora pública del DIF: \u00bfNombre, por favor? (Dirigiéndose a mí.)

Roberto Patrón: Pero es ilegal eso, eh. Tomar fotografías, así.

Servidora pública del DIF: Bueno, la mayoría aquí ya nos conocen, de que nosotros lo hacemos para reportar nuestro trabajo.

Roberto Patrón: Sí, pero no debe ser, eso.

Servidora pública del DIF: Pero si no le gusta usted puede decirme "no me tomen fotos" y no hay problema. \u00bfSale?

Roberto Patrón: Sí.

Servidora pública del DIF: \u00bfSu nombre, por favor? (Dirigiéndose a mí otra vez.)

Roberto Patrón: De todos modos lo voy a reportar.

Servidora pública del DIF: Ok.

Roberto Patrón: Alberto Díaz Gómez

Servidora pública del DIF: Alberto \u00bfqué?

Roberto Patrón: Díaz Gómez. 53.

Servidora pública del DIF: Pásele. Provecho.

22:25 hrs. (Minuto 52:34 en la grabación)
Recibo la comida y me dirijo a la esquina más cercana de la cuadra en que está el Jardín del Santuario, entre las calles Juan Alvarez y el andador Alcalde.

22:26 hrs. (Minuto 53:27 en la grabación)
Me detengo y me siento a cenar en el borde de una de las jardineras de dicho parque, a unos 25 metros de donde están dicha camioneta y la fila que queda de los indigentes.

22:37 hrs. (01:04:00 aproximadamente en la grabación)
La camioneta del DIF se va, pero en esta ocasión al llegar a la calle Hospital, en lugar de dar vuelta por esa calle, en el sentido de ella, es decir, como yendo hacia el hospital civil, que es por donde tal vehículo acostumbra irse después de dejar la comida allí, da vuelta, en dicha esquina, en sentido contrario y regresa por la misma avenida Alcalde hasta la esquina con la calle Juan Alvarez.

Y se estaciona junto a dicho parque, exactamente a la altura de donde yo estaba sentado, evidentemente a manera de acoso en mi contra.

Lo cual puede constatarse con alguna(s) de las cámaras de vigilancia, del Palacio de Justicia, del C5 y de particulares, que debe haber por ese lugar.

Permanecen allí.

22:39 hrs. (01:06:29 en la grabación)
Unos dos minutos después, termino de cenar y me voy del lugar en que estaba. La camioneta del DIF, con el número 6212, permanece aún allí, sin hacer ninguna otra cosa que estarme acosando.

La grabación de audio de estos hechos puede escucharse y descargarse en esta página:

https://archive.org/details/DIF-Guadalajara-tortura-y-acosa-a-indigente-de-nuevo_Oct-27-2020_audio

Este es otro acceso al mismo archivo, con URL corto:

https://is.gd/9NRB1a

Si bien estos hechos así comprobados, y testimoniables por muchos de los presentes en el lugar, y además verificables mediante las cámaras de video, son muy claramente delictivos, es importante incluir, como prueba adicional del evidente hecho de que fueron con el propósito de intimidar, de castigar y de disuadir de hacer algo a lo que todos tenemos derecho fundamental (la alimentación), y especialmente las personas en situación vulnerable e inconstitucional de calle, el siguiente análisis moral, y por lo tanto cimiento a la vez del aspecto jurídico de este caso:

Según mi experiencia de más de cinco años, directa e indirecta y desde dentro y desde fuera y mis observaciones y las experiencias que muchos otros indigentes me han comunicado, en cuanto a los albergues en Guadalajara,* del gobierno y de particulares, el albergue Angeles y Serafines, es el único que muestra relativamente poca cercanía con el DIF.

* Sin considerar los exclusivamente destinados para niños, mujeres, ancianos, enfermos y migrantes, porque los de este tipo los conozco poco.

Lo anterior es notorio por el hecho de que el DIF Guadalajara, desde sus brigadas nocturnas en la calle, y rara vez desde las distintas ubicaciones del albergue CADIPSI, cuando no admite solicitantes de albergue acostumbra a decir a algunos de ellos que puede llevarlos a algún albergue particular, mencionando por lo general el albergue "Mamá Lupita", que conozco muy poco, y a veces el albergue "Casa de Misericordia", que conozco muy bien y que está plagado, desde hace muchos años, de muy graves violaciones de derechos humanos y de corrupción.

Para ello, el DIF mantiene comunicación con cuando menos el primero de estos albergues, para informarse en cuanto al estado presente de su cupo.

El DIF no acostumbra a llevar gente, o no lo acostumbraba cuando menos hasta el año 2019, al albergue San Juan Grande (también conocido como San Juan de Dios), con el que también ha mantenido cierta lejanía, sobre todo hasta hace algunos meses.

El San Juan Grande, según comunicaciones de indigentes que han ido allí a solicitar albergue, y de otros que son inquilinos allí, al parecer este año ha comenzado a remitir al CADIPSI a sus solicitantes de albergue, a fin de que sea este albergue del gobierno el que determine a quienes dar acceso al San Juan Grande, que es particular.

Incluyo esta información porque para el caso es de relevancia, y cualquier imprecisión (de pormenores inesenciales seguramente, si acaso la hubiere) o incompleción que en ella pueda haber es resultado de la perniciosa insuficiencia de transparencia en estos organismos, y de mis actualmente especiales limitaciones para informarme, derivadas de la extrema corrupción e impunidad que en el gobierno actualmente reina.

Muy probablemente este cambio, de estar ocurriendo, en la manera de hacer las cosas por el albergue San Juan Grande, sea una consecuencia de que hace algunos meses se interpuso una denuncia en contra suya por tortura; esto último es un hecho, que me consta. Conozco, personalmente, a la víctima de ese delito penal.

Y esa cercanía entre estos albergues, entonces, tendría una análoga motivación a la que el albergue Casa de Misericordia tuvo, hace cerca de un año, para enviar al CADIPSI como donación una gran cantidad de medicamentos. Lo cual fue inusitado y evidentemente absurdo si se toma en cuenta que se trata de un albergue muy pequeño, en comparación con el CADIPSI, y que, si bien maneja recursos cuantiosos, da en varios aspectos mucho más reducidos servicios a sus albergados, especialmente en el campo de la salud.

La causa de ese absurdo está en el hecho de que yo poco antes reporté públicamente una parte de la enorme cantidad de violaciones de derechos humanos que se cometen dentro del albergue Casa de Misericordia.

Por ello, en ese albergue fue precisamente a mí, estando yo allí albergado, a quien se asignó la tarea de llevar y entregar esos medicamentos, a fin obviamente de que al darme cuenta de ello me sintiera disuadido de denunciar la delincuencia con que se conduce ese cruel negocio disfrazado de organización caritativa.

Independientemente de si el albergue San Juan Grande está o no enviando a sus solicitantes al CADIPSI, y de si, en caso afirmativo, lo viene haciendo o no después del hecho de dicha denuncia penal en su contra, yo he sido por meses (a través de años) testigo directo no sólo del hecho de que en el albergue San Juan Grande se cometen regularmente la tortura, la discriminación, el acoso, el robo extremo y con todo descaro (por los encargados) y otros serios delitos, sino también, y esto es relevante para el caso que aquí denuncio, del hecho de que todos estos actos delictivos se han venido acrecentando en número y en gravedad, desde cuando menos hace cinco años y hasta, cuando menos, finales del año pasado; fechas entre las cuales yo he estado en varias ocasiones albergado allí y, durante las cuales, he padecido directamente las consecuencias de esa rampante y desbordada corrupción.

La detallada exposición de este serio problema que viene afectando por años a muchas personas, serán la causa y el contenido de otras denuncias, públicas y penales y ante organismos, sobre todo internacionales, de defensa de derechos humanos, que pienso realizar también.

Junto al hecho de que el DIF al Angeles y Serafines no lleva indigentes nunca, o cuando menos nunca he sabido que lo haga, está el hecho de que, hace unos dos años, José Carlos Riverón Núñez, por entonces jefe de Atención a Personas en Situación de Calle del DIF Guadalajara, me dijo que el DIF no lleva gente al Angeles y Serafines porque en ese albergue hay "malos manejos".

Si bien he conocido poco el Angeles y Serafines desde dentro (he pasado allí cuando más tres noches), he llegado a conocerlo mucho más al menos por mis numerosas experiencias de recibir de la cena que allí reparten a gente de fuera de ese albergue.

De los albergues que aquí he mencionado, exceptuando el "Mamá Lupita", que conozco muy poco, e incluyendo el albergue "Mano Amiga", el Angeles y Serafines es, por gran diferencia, el único que muestra un sistemático, constante, respeto en su trato a los indigentes; si bien hay materiales limitaciones en su servicio de caridad.

Esto es de mencionar porque en realidad es probablemente esta diferencia a lo que se debe ese relativo distanciamiento entre este albergue y el CADIPSI, del DIF Guadalajara, en que he encontrado y padecido múltiples y muy graves violaciones de derechos humanos y consecuencias deplorables de una extrema corrupción que reina allí.

Delitos de los cuales ya he publicado una gran cantidad de incuestionables pruebas, que conducirán a las correspondientes denuncias penales que estoy preparando; a reportes ante organismos internacionales pro derechos humanos, y a la más extensa difusión que esté a mi alcance.

La información que antecede es con el fin de destacar el hecho de que albergues que están cometiendo, en Guadalajara, de manera sistemática delitos graves y violaciones a los derechos humanos fundamentales, se acercan a otros albergues, olvidándose de celos y de envidias, únicamente cuando ven amenazadas sus actividades delictivas, y buscan algún aliado contra la justicia.

Y es en esto precisamente en lo que el DIF ahora está incurriendo cuando, a través de una corrupta servidora pública trata de justificar su resistencia al cumplimiento del derecho humano fundamental y constitucional a la alimentación, llamando, ahora sí, "muy bien" al acto de cenar en aquel otro albergue, el Angeles y Serafines, particular y de recursos mucho menores que los del CADIPSI y sin la obligación de realizar estos servicios.

Además, esta anónima y, por ende, furtiva servidora pública, sin el gafete que por ley debe portar e identificarse, incide y reincide en estos otros abusos serios:

Al calificar de "muy bien" el cenar en el albergue Angeles y Serafines, miente una vez porque la realidad es que la cena allí, por las limitaciones materiales antes mencionadas, no es, sino muy raras veces, muy buena, en el sentido constitucional (excluyendo el lado culinario o "gastronómico", que para el caso es inesencial); esto es, muy raras veces es al mismo tiempo "nutritiva, suficiente y de calidad", citando a la letra al artículo 4o. de la Constitución General de México: "Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará."

Luego, dicha "servidora" pública, un poco en parte debido a ampararse en su, sistemático en el DIF, inconstitucional anonimato, miente por segunda vez, o incurre en negligencia, al no haber visto la cena que en el Angeles y Serafines se dio esa noche, y por lo tanto no sabiendo si esa noche aconteció una de esas raras excepciones en que allí la cena sí está "muy bien".

Y por tercera ocasión, miente, otra vez, esta "servidora" pública al decir, implícitamente, que ella sabe realmente qué es cenar "muy bien", porque o hemos de suponer que no lo sabe o bien que lo sabe y miente al decir de manera implícita que lo sabe.

La comida que el DIF Guadalajara da en el CADIPSI y la que da a veces en la calle a algunas personas, está mucho más lejos que la del Angeles y Serafines de ser "muy bien". Ya antes he mencionado, públicamente, que el CADIPSI es, de todos los albergues de Guadalajara, el que da menos comida. Y también el hecho de que ni siquiera da casi nunca agua suficiente, ni mucho menos de calidad: ni tan siquiera salubre o potable en gran parte, dentro del CADIPSI.

Como si esta sistemática inconstitucionalidad no fuera suficiente, esa noche la cena que el DIF llevó y repartió, además de ser, como siempre, muy insuficiente, incluyó como bebida una taza (en bolsa) de leche con una cucharada sopera (de mesa, no de cocina) de avena cruda, completamente cruda, y tan dura que se evidenciaba que no llevaba más que cuando mucho una hora de remojo; lo cual por supuesto es difícil de digerir, aparte lo desagradable de su sabor, tomando además en cuenta que no llevaba ningún endulzante, que no por fuerza habría de ser azúcar, sino alguna fruta por ejemplo.

Esto último como parte del afán de torturar que muy probablemente, por no decir que seguramente, ya llevaban esa noche los del DIF contra los indigentes.

Por esto habríamos de preguntar a la incógnita servidora, si la exigüísima y defectuosísima comida que el DIF reparte está "muy bien". Y a esto sólo hay dos respuestas posibles:

"No, pero la del Angeles y Serafines sí". Cinismo y falsedad.

"Sí, y la del Angeles y Serafines también". Doble falsedad, con cinismo al mentir.

Cuando señalo a los del DIF que es ilegal tomarnos fotografías, la empleada del DIF enseguida lo reconoce, pero enseguida defiende la continuación de su comisión del penal ilícito, añadiendo simplemente que si yo no quiero que me tomen fotos lo diga y no se me fotografiará.

Con lo cual implícitamente dice que si no digo nada contra ello lo siguen haciendo contra mí también; y que quien de todos los demás no se defienda también, seguirá siendo castigado. Es decir, que ellos están allí no para cumplir la ley porque la ley dice que debe ser cumplida, sino para violarla siempre que sea posible, para agraviar a todo el que se deje, del modo en que se deje y cada vez que se deje.

En otras palabras, en su respuesta es notorio su afán todavía de persistir lo más posible en seguir violando la ley, contra la mayor cantidad posible de los indigentes; contra todo el que se deje; contra todo el que no logre defenderse, excluyendo del daño abusivo tan solo al que se inconforme pese a todas los riesgos que la defensa de la dignidad aquí comporta; si y solamente si sus víctimas, en estado extremo de vulnerabilidad, son pese a todo capaces de protestar, de "morder la mano que les da de comer", como decía a los indigentes reacios a ser torturados el muy corrupto y multiviolador de derechos humanos fundamentales diácono Vicente Leal Zacarías, en el antes mencionado albergue Casa de Misericordia, del templo San José de Analco.

Sin embargo, esa contumacia no acaba allí, porque la prepotencia con la que muchos de los servidores públicos del DIF están tan acostumbrados a tratar a los indigentes, aunada con la acostumbrada reacción sumisa por parte de estos debido a su temor a represalias, hace a muchos de estos servidores indignarse en cuanto cualquier indigente se inconforma ante sus abusos.

Por esto, mi señalamiento de los abusos que cometieron con su conducta prepotentemente punitiva, molestó a los del DIF tanto, que no pudieron sino desquitarse reconfirmando su pravedad, ahora siguiéndome y acosándome, sintiéndose seguros de que así yo me sometería a esa vil bajeza a la que están ya muy acostumbrados a tener subyugados a los más vulnerables.

Esa reacción de insistir en castigar aún más a quien se inconforma con los abusos, es evidentemente al mismo tiempo prueba de que quien de esa manera se conduce tiene la costumbre de abusar impunemente.

POR LO EXPUESTO

A usted, SR. FISCAL, atentamente pido:

Primero.- Tenerme por presentado con esta redacción, documentos y copias que acompaño denunciando los hechos delictuosos y dolosos cometidos por los tres servidores públicos del DIF municipal en agravio de mi persona y, de oficio, de los demás indigentes del caso, que narro en el cuerpo de la presente denuncia.

Segundo.- Ordenar se abra la averiguación previa penal correspondiente a fin de que en la misma se esclarezcan los hechos, y en la que estoy dispuesto a ratificar la presente denuncia e igualmente aportar las pruebas y datos que estuvieren a mi alcance.

Tercero.- En su oportunidad y agotada la averiguación determinar el ejercicio de la \u201cACCION PENAL\u201d ante la autoridad competente, conforme a la ley, a fin de que los culpables sufran el castigo merecido, por los delitos de tortura, complicidad, abuso de autoridad, acoso y lo que resulte, así como el pago de los daños y perjuicios.

Guadalajara, Jalisco; jueves 12 de noviembre de 2020


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ROBERTO PATRON ZEPEDA
Tel. 33 2754 5010
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